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miércoles, 18 de junio de 2014

postheadericon Evitar la ruptura en una relación de pareja

Evitar la ruptura en una relación de pareja



Dentro de las relaciones de parejas, un fin que siempre es deseado por la gran mayoría  es tener una relación donde predomine la felicidad y que esta dure el mayor tiempo posible.

Si estas enamorado:

Sólo si te has enamorado de alguien que te corresponde (que tiene objetivos y aspiraciones similares a ti), no caigas en el error de no cuidar la relación y acomodarte con el paso del tiempo, pues sólo se tenderá al fracaso o ruptura en la relación.
Es muy importante tener en cuenta que  ir detrás de alguien que no te corresponde o te hace daño  solo te aportará  sufrimiento, es así de simple y no hay que darle más vueltas, en este caso lo más sensato es alejarse de esa relación inadecuada.
La fase del enamoramiento, ese estado emocional invadido por la alegría, en el que los individuos se idealizan, no dura eternamente.
El paso del tiempo, la monotonía,  la convivencia desgasta muchas relaciones y en muchos casos el amor del principio se vé esfumado.  Es importante no dejar que nos suceda lo último si realmente queremos tener una bonita y duradera relación.

Mantener la pasión en la pareja:

La clave para mantener la pasión en pareja es, ante todo, la voluntad de ambas personas de luchar para que la relación sobreviva. Para ello, existen tres elementos básicos que son el deseo, la ternura y  la amistad
Cada una de estas partes son primordiales en el desarrollo del amor verdadero y es imprescindible tanto para el comienzo del enamoramiento como para posteriormente una relación basada en la afinidad y en el amor.

Consejos para evitar que una relación llegue a terminarse

A continuación te mostramos algunos consejos para evitar que una relación se enfrié y llegue a terminarse:

Luchar por conservar lo que se tiene. Cuando logramos algo importante en nuestra vida, ya sea  material, de ámbito laboral como en el amor, nadie nos garantizará que será para siempre. De cada uno depende el querer conservarlo, mejorarlo y ante todo, disfrutarlo. De lo contrario, todo aquello por lo que en su día luchamos por tener tarde o temprano se nos será arrebatado.

El futuro se construye del presente. Un árbol nunca llegará a ser hermoso si no se cuida día a día. Así para evitar una ruptura , hay que mimar y cuidar la relación  cada día, para que sea sólida y hermosa. Jamás se debe bajar la guardia, pues lo que parece hoy una planta resplandeciente, mañana te la puedes encontrar mustia.

Demostrar el cariño no sólo con palabras sino con hechos, con pequeños detalles como dar un masaje antes de dormir, hacerle la comida de vez en cuando, etc. Pensar en aquellas cosas que pueda hacer feliz a tu pareja.

Comunicación. Es importante interesarse por las preocupaciones, ilusiones y problemas de tu pareja. Tus consejos, ternura y sobre todo el saber que se escucha con interés hace que la relación sea más hermosa y feliz. No sentirse escuchado es no sentirse querido, por tanto escuchar a tu pareja como si no la conocieses aviva la llama de la relación.

Confianza. Deja de un lado los celos(http://psicologiayautoayuda.com/parejas/el-amor-obsesivo.html ) que son una forma de obsesión y es fruto de la inseguridad, la desconfianza o la baja autoestima , que conlleva a situaciones que no hacen feliz a nadie. Por tanto, es importantísimo tener cada uno su espacio de intimidad para conseguir una relación sana.

No analizar constantemente un pasado doloroso.  No tiene sentido hablar del pasado para recalcar aspectos negativos del otro. El pasado, “pasado está”, si quieres que una relación funcione no hay que revivir los problemas sino aprender de los errores, intentar mejorar y  seguir adelante.

Evitar la rutina en su sentido amplio, pues se convierte en aburrimiento que debería ser cariño y amor. Añade novedades, sorprende a tu pareja con algo inesperado.


En definitiva, lo más importante:

Hay que valorar, cuidar y mimar lo que se tiene para que la relación se mantenga hermosa, sólida y duradera.  No caigas en el error de muchas personas de valorar lo que se tenía cuando ya lo has perdido, porque entonces quizás ya sea demasiado tarde .




lunes, 12 de noviembre de 2012

postheadericon NO-RESISTENCIA


¿Cómo podemos actuar sin odio, cuando somos agredidos violentamente? La respuesta es  la no-resistenciaSi crees en ello, ya está en tu mente; es una no-resistencia mental, un instante que te permite respirar, reflexionar, no reaccionar, pero sí tomar conciencia y observar que esta situación en la que te encuentras no ha venido a ti por “casualidad” o porque has topado con alguien agresivo.
Aunque en este momento no veas en ti lo que ha generado esta acción del otro, en tu aprendizaje evolutivo un día descubrirás que esta acción de violencia hacia ti es “causal”, es el efecto de una causa creada por ti mismo en cualquier otro momento anterior del cual ahora no eres consciente.

En palabras sencillas: me encuentro con el fruto de una semilla de desamor o violencia que yo planté en el pasado; el por qué, el cómo y el cuándo no me importan, ni deben importarme; lo que sí es importante es mi reacción ante el hecho con el que me encuentro. 
Una persona, que incluso quizás no conozco, aún con su sufrimiento y baja vibración, viene a traerme el fruto de lo que yo planté en su momento.

Si aun sabiendo todo esto reaccionas violentamente, siempre existen otras posibilidades: reacciona de forma humilde (aunque la “lógica” esté de tu parte), trata de establecer un vínculo de no-rechazo con el otro, cualquier vínculo que no sea de odio o rechazo es bueno; tu vibración de no-resistencia llegará a la otra persona, con lo cual se elevarán las
vibraciones de ambos; el bien hacer es para los dos y se crean muchas posibilidades para que esta experiencia no se repita.

No le des importancia al por qué y de dónde viene esto que se te presenta, ni establezcas culpas tuyas o del otro; céntrate en el hecho y en tu forma de reacción, practica cada vez más tu autoconocimiento y tu autoaceptación, céntrate en el presente y está alerta de las causas o semillas que plantas hoy (siembra amor), porque los efectos o frutos aparecerán mañana.


postheadericon Culpa o Responsabilidad


¿Quién no se ha sentido culpable en su vida? Seguramente te ha pasado, que lastimas a otra persona sin querer y luego sientes una gran culpa. Todos cometemos errores, algunos insignificantes y otros muy importantes. El hecho es que cuando uno de estos errores afecta de alguna manera a otra persona, nos sentimos mal.

La culpa es un indicador de que estamos rompiendo una de las “reglas” sociales. Ya sean reglas establecidas formalmente, como respetar las señales de alto en la calle, o reglas implícitas o autoimpuestas como evitar herir los sentimientos de otros. La culpa se define como el estado emocional que surge de pensar que hemos actuado de manera indebida (ya sea que hicimos algo que no debimos haber hecho, o que no hicimos algo que debíamos hacer). La culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a una sensación de auto devaluación. Es decir, la persona que siente culpa, se califica negativamente como persona, se siente mal consigo misma y se siente devaluada de alguna manera.

Generalmente, la culpa surge de manera automática, y nos puede servir como indicador de que algo en nuestra conducta no está en armonía con lo que nosotros consideramos adecuado. Sin embargo, quedarse con el sentimiento de culpa una vez que nos hemos dado cuenta de la situación no sirve de nada. Ni nos sirve a nosotros ni a la persona a quien hemos lastimado.
De lo que se trata realmente es de asumir nuestros actos, y hacernos responsables de enmendar las situaciones, hasta donde sea posible. Hay una gran diferencia entre sentirme culpable y sentirme responsable. La culpa me hace sentirme mal conmigo y me devalúa. Hacerme responsable me hace sentir mal hacia la conducta, pero me sigo sintiendo bien conmigo, aceptando que cometí un error, pero que eso no me devalúa como individuo. 

Pongamos un ejemplo:


Imagínate que estás a la mesa comiendo con un amigo. De repente en la emoción de la plática, haces un brusco ademán con tu brazo y tiras el vaso de agua que estaba frente a ti, bañando por completo a dicho amigo.


Los pasos a seguir para reaccionar con responsabilidad en vez de con culpa son:
1. Lo primero que haces es reconocer ante ti mismo que cometiste un error. Muchas personas se atoran en este paso, y no pueden aceptar ni ante ellos mismos que se equivocaron. Niegan su responsabilidad y la quieren poner en algo o alguien más. Pueden llegar a pensar incluso cosas como “que vaso tan inestable, por su culpa ahora mi amigo está todo mojado”. Debes aceptar ante ti que sí fuiste tú quien cometió el error.
2. Debes reconocer ante ti mismo también, que fue un error. Que no fue intencional, que eres humano y sí, a veces te equivocas, y que eso está bien y es inevitable. Este paso es fundamental, para que tú primero que nadie, te perdones a ti mismo.
3. Entonces debes disculparte. Hacerle saber a tu amigo, que honestamente lamentas lo sucedido, que no fue tu intención, y que asumes el hecho. Esta es la parte de asumir tu conducta, tu error, frente a los involucrados.
4. Después de esto, lo más adecuado es hacerte responsable del hecho en vez de sentirte culpable por él. Es decir, estar dispuesto a hacer todo lo que esté en tus manos para resolver, componer o pagar lo necesario para que la situación se arregle en la medida de lo posible. En el caso de tu amigo, quizá debas preguntarle cómo lo ayudas, alcanzarle unas servilletas, acompañarlo al baño para ayudarlo a secar su ropa, o llevarlo a su casa para que se cambie de ropa, o bien ofrecerle pagarle la tintorería, y si quieres exagerar, ofrecerte a comprarle nueva ropa (muy loco pero podría suceder, depende del caso). Dar opciones para arreglar aquello que tú “descompusiste” sería actuar responsablemente. Y aquí viene lo más importante: ESTO ES TODO LO QUE PUEDES HACER, NO PUEDES HACER MÁS.
5. Finalmente te será muy útil observar y entender lo sucedido para procurar que no ocurra otra vez. Aprender todo lo que sea posible de la situación, y seguir adelante.
Si te fijas, todos estos pasos tienen que ver contigo, no con el otro. No estamos ni siquiera considerando si el otro se enojó o no, si aceptó tus disculpas o no, si se ofendió o le dio risa. No lo mencionamos porque nada de eso depende de ti. Tú únicamente puedes hacer aquello que está en tus manos, que es reconocer, disculparte y resolver hasta donde te es posible. No puedes directamente cambiar las reacciones del otro. Si el otro se enoja y a pesar de tus disculpas te insulta y a pesar de que ofreces todas las soluciones posibles, el otro decide seguir enojado y no aceptar que no fue tu intención, ese ya es problema del otro, eso sí no es tu culpa.


jueves, 11 de agosto de 2011

postheadericon Celos del pasado de la pareja


Aprender a aceptar las historias pasadas de la pareja es fundamental para poder establecer una relación sana y satisfactoria.

Cada vez es más frecuente en las consultas de psicología y terapia de pareja, los casos en los que se producen celos o malentendidos debidos al pasado de la pareja.
Los conflictos se producen cuando las personas no son capaces de comprender el pasado de la persona con la que están iniciando una nueva vida.
Al llegar a una determinada edad e iniciar una nueva relación de pareja, hay que tener en cuenta que la persona que se está conociendo puede venir de numerosas situaciones: puede ser una persona separada, puede tener hijos de anteriores relaciones, puede que sea una persona que nunca haya tenido una relación seria, y múltiples casos más.


Evidentemente, la edad va a ser un factor importante, ya que la historia de vida pasada no será la misma en personas de 20, 30, 40, 50 años o más.
Las situaciones que suelen generar más conflictos sobre el pasado de la pareja se deben a:
  • Ha tenido muchas relaciones de pareja cortas y con poco sentimiento asociado a ellas.
  • Ha tenido una relación de pareja muy significativa.
  • Ha tenido varias relaciones de pareja significativas.
El pasado de la pareja, va a influir en mayor o menor medida, en la forma en que se establezca la futura relación.


Muchas relaciones cortas poco significativas

Los estereotipos más frecuentes que se suelen tener hacia este tipo de personas son:


  • Tienen una carácter difícil (algo tendrá para que nadie haya querido estar con él/ella durante un periodo largo).
  • Tienen miedo al compromiso.
  • No desean tener responsabilidades.
  • Son egoístas.


Pocas veces la nueva pareja llega a pensar que las circunstancias de la vida de esta persona le puede haber llevado a no “dar con la persona adecuada” para establecer una relación de pareja duradera.
Las personas que deben adaptarse a este pasado, no lo tendrán nada fácil, puesto que deberán luchar ante numerosas dificultades y superar por completo estos estereotipos.
Esto se hará a través de la comunicación, entendiendo y comprendiendo la historia de vida del otro.


Relación de pareja muy significativa

Esta es la situación que más conflictos genera a la hora de iniciar una segunda relación de pareja. Esto se agrava cuando la “segunda relación” comienza entre los 30 y 40 años de edad. A partir de los 40 años de edad, se tiene mucho más asumido que la persona que se va a conocer ha tenido alguna relación significativa o varias, incluso la propia persona puede estar en su misma situación. Es mucho más probable que ambas personas que van a conocerse tengan un pasado parecido.
Cuando esto se da entre los 30 y 40 años, sobre todo más cerca de los 30 se pueden dar situaciones muy diferentes. Pueden conocerse dos personas, una que haya tenido una relación de pareja desde la adolescencia y otra que nunca haya tenido una relación de pareja seria. Esto supondrá que la persona a la que se está conociendo ha tenido una relación de pareja anterior, con la que puede tener hijos o no, o haya podido estar casado/a o no.
El patrón general suele ser de personas que han iniciado una relación de pareja desde la adolescencia y han permanecido hasta la actualidad, por lo tanto, todo lo que han aprendido de la vida y del amor lo han aprendido junto a otra persona. La nueva pareja suele experimentar grandes celos debido al hecho de sentirse como “el segundo plato”.
Estas personas suelen experimentar:
  • Baja autoestima: sienten que aún queda algo de amor hacia la ex pareja.
  • Sentirse poco valorados: piensan que “cuidaban” más a la otra persona.
  • Sentirse poco deseados: piensan que el sexo con la otra persona era mejor.
  • Sensación de vacío o descompensación emocional: “yo lo vivo todo por primera vez con él/ ella y para mí es especial, pero para él/ella no lo es porque ya lo experimentó anteriormente con otro/a”.
  • Solución de conflictos: cuando se dan conflictos tienden a pensar que con la ex pareja no sucedían los mismos problemas.
Las personas que experimentan esta situación deben aceptar antes de iniciar la relación, el pasado de la pareja.
Aceptar supone entender sin dolor todo lo que ha vivido la pareja. Aceptar supone entender que durante un tiempo amó a otra persona y por lo tanto tiene capacidad para amar. También supone entender que habrá sentimientos de cariño y aprecio hacia la persona que durante un periodo largo supuso parte de su vida.
Por último, aceptar supone entender que si la persona desea iniciar una nueva relación es porque se siente plenamente preparado para ello, y si la anterior relación fracasó es porque no funcionó y, por lo tanto, no hay razones para pensar que el pasado fue mejor.
Para enfrentarse a este tipo de pasado la persona debe ser psicológica y emocionalmente fuerte, para poder entender y aceptar esta situación sin que suponga un ataque personal.
Si la persona es frágil emocionalmente, no es aconsejable iniciar una relación con una persona con este tipo de pasado porque siempre acarreará celos y malentendidos.


Varias relaciones significativas

Este tipo de pasado suele generar sentimientos parecidos al anterior. Lo que suele ocurrir es que en el caso de experimentar celos, se suele decantar por alguna de las relaciones pasadas (la relación que la nueva pareja considere que haya sido la más significativa).
También suele ocurrir que en diferentes áreas se experimentan celos por distintas parejas pasadas. Así por ejemplo, en las relaciones sexuales se puede experimentar celos por una de las parejas, y en el ámbito afectivo por otra.
No obstante, este tipo de pasado genera menos conflictos o celos que el anterior.


Celos

Sentir celos no es negativo en sí mismo. Los celos son una respuesta natural del ser humano, como miedo a perder aquello que se ama.
Tener celos del pasado significa entender que el pasado de la otra persona siempre fue mejor que la situación presente. Las personas que experimentan celos del pasado creen que no pueden ofrecer algo tan bueno como lo vivido anteriormente, debido a un pobre autoconcepto.

Obviamente, una nueva relación de pareja no será próspera cuando se piensa de esta manera.



Autora del artículo:   Gemma Sánchez Pérez

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